La financiación directa es una forma de obtener financiamiento que se lleva a cabo sin intermediarios financieros. Es decir, es una transacción directa entre el prestamista y el prestatario.
A diferencia de la financiación indirecta, en la que los fondos provienen de terceros como los bancos, en la financiación directa, el prestatario puede obtener los fondos de individuos, empresas o instituciones de inversión.
El objetivo principal de la financiación directa es eliminar los costos y las restricciones que conlleva la financiación a través de intermediarios financieros. Al eliminar a los intermediarios, tanto el prestatario como el prestamista pueden evitar los cargos por servicios financieros y los costos de transacción, lo que a menudo puede resultar en una tasa de interés más baja para el prestatario y un mayor retorno para el prestamista.
La financiación directa puede tomar muchas formas diferentes, incluyendo préstamos entre pares, financiamiento colectivo o crowdfunding, emisión de bonos directamente a los inversores, entre otros. Cada una de estas formas tiene sus propias ventajas y desventajas, y la elección dependerá de las necesidades específicas del prestatario y del prestamista.
En conclusión, la financiación directa es una alternativa a la financiación indirecta, que puede ofrecer a prestatarios y prestamistas un mayor control y flexibilidad sobre sus transacciones financieras.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta que la financiación directa puede implicar un mayor riesgo y responsabilidad para ambas partes, y por lo tanto, se debe realizar una evaluación cuidadosa antes de embarcarse en una transacción de financiación directa.
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