Una deuda subordinada es un concepto financiero que se refiere a un tipo de deuda que ocupa una posición inferior en la jerarquía de pago en comparación con otras obligaciones de la entidad emisora.
En otras palabras, cuando una empresa o entidad toma prestado dinero emitiendo deuda subordinada, los titulares de esta deuda se encuentran en una posición de mayor riesgo en caso de quiebra o incumplimiento de pagos.
La característica principal de la deuda subordinada es que los tenedores de este tipo de deuda están detrás de otros acreedores en términos de prioridad de pago. Esto significa que, en caso de liquidación o liquidación de la entidad emisora, los tenedores de deuda subordinada serían los últimos en recibir el reembolso de sus inversiones después de que se paguen los acreedores de mayor rango, como los titulares de deuda senior.
Es importante destacar que, debido a su posición subordinada, la deuda subordinada generalmente ofrece una mayor tasa de interés en comparación con otros tipos de deuda. Esto se debe al mayor riesgo asumido por los inversionistas que optan por adquirir este tipo de instrumento financiero. La mayor rentabilidad potencial compensa el mayor riesgo inherente a la deuda subordinada.
Es crucial comprender que la deuda subordinada es una opción de inversión que requiere una evaluación cuidadosa y una comprensión adecuada de los riesgos asociados. Es posible que los tenedores de deuda subordinada no reciban el reembolso total de sus inversiones en caso de problemas financieros de la entidad emisora. Por lo tanto, es importante que los inversionistas evalúen detenidamente la salud financiera y la capacidad de pago de la entidad antes de invertir en deuda subordinada.
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