La autonomía financiera es una medida clave para evaluar la solidez financiera de una empresa.
En esencia, se refiere a la capacidad de una empresa para financiarse a sí misma sin depender de fuentes externas de financiamiento.
Esto significa que la empresa tiene suficientes recursos internos para cubrir sus necesidades financieras y, en caso de una disminución en las ganancias, puede seguir operando sin interrupciones.
Una forma de evaluar la autonomía financiera es a través de la relación entre los recursos propios de la empresa y su pasivo total. Esta relación, conocida como ratio de endeudamiento, indica qué porcentaje de los activos de la empresa está financiado por deudas. Cuanto menor sea el ratio de endeudamiento, mayor será la autonomía financiera de la empresa.
Además, la autonomía financiera se ve afectada por la política de dividendos de la empresa.
Si la empresa distribuye grandes cantidades de dividendos, esto reduce la cantidad de recursos internos disponibles para financiar su crecimiento futuro, lo que podría disminuir su autonomía financiera.
Por otro lado, si la empresa reinvierte sus ganancias en su propio crecimiento, esto puede aumentar su autonomía financiera a largo plazo.
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