El activo fijo es un elemento importante del balance de una empresa. Se compone de los bienes que se utilizan en la producción de bienes y servicios, así como aquellos que se utilizan para la administración de la empresa y que no se venden en el curso normal de los negocios.
Estos bienes se esperan que duren más de un año y no se convierten fácilmente en efectivo. Los activos fijos se registran en el balance a su costo original y se deprecian a lo largo de su vida útil para reflejar su uso y desgaste.
Existen diferentes tipos de activos fijos, que se clasifican según su función y su duración.
- Los activos fijos tangibles son aquellos que se pueden tocar, como edificios, maquinaria, vehículos, muebles y equipos de oficina.
- Por otro lado, los activos fijos intangibles son aquellos que no tienen una existencia física, como patentes, marcas registradas, derechos de autor y software.
Es importante que las empresas realicen una adecuada gestión de sus activos fijos para mantenerlos en buenas condiciones y prolongar su vida útil.
Una gestión adecuada incluye la identificación y registro de los activos, la evaluación de su valor y vida útil, la programación de su mantenimiento preventivo y correctivo, y la eliminación de aquellos activos que ya no son útiles para la empresa.
Además, la gestión de los activos fijos también tiene un impacto directo en la rentabilidad de la empresa, ya que una gestión deficiente puede resultar en costos adicionales por reparaciones o reemplazos tempranos de activos, así como en pérdida de productividad. Por lo tanto, una gestión adecuada puede contribuir a mejorar la eficiencia y rentabilidad de la empresa.
¿Te gustaría aprender más? Prueba con este artículo.